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lunes, 6 de octubre de 2014

Cpitulo 18: Un buen/mal día

Amber:

Estaba enojada. Realmente enojada.  Sostuve el volante con fuerza y fijé mi vista hacia el parabrisas.
 Estaba retrasada, por lo menos unos 15 minutos. Debería haberle pedido más tiempo a Josh para poder arreglarme, pero con mi nerviosismo, ni se me pasó por la cabeza pedirle. De todas maneras, estaba orgullosa de mi aspecto.  El vestido rojo que escogí me quedaba como un guante. Era escotado, de espalda abierta, y la falda era corta por delante e iba haciéndose más larga atrás.   Cada hombre en la carretera disminuía la velocidad para echarme un vistazo, por lo que confirmó que tenía el aspecto que quería tener.  Pero ahora mismo estaba siendo molesto, casi creo que exageré con el escote.  No es que me haya vestido como una prostituta ni nada por el estilo, sólo mostré un poco más de lo usual.  Generalmente me pongo cosas que me queden bien y no llame mucho la atención, puesto que tampoco tengo mucho que mostrar, ya que soy simple como un alfiler. 
En este momento me encontraba detenida en un semáforo, y para mi desgracia, unos muchachos universitarios estaban a mi lado esperando la luz verde.  No fue hasta que uno de ellos se fijó en mi, bajó la ventanilla, llamando la atención de sus otros tres amigos que estaban en el auto, y empezaron a lanzarme piropos y gestos para llamar mi atención, mientras reían.  Los otros tipos de la carretera solo me habían observado, y yo  los ignoraba intencionadamente.  Pero estos chicos me estaban dando un gran problema con ignorarlos. ¿ Qué le pasa a los hombres de hoy en día? Parecen simios tras una banana!  
-Cavernicolas...-me dije entre dientes. 
Con mis ojos firmemente fijos en la calle, echando chispas, rogaba que el semáforo diera la luz, para que por fin pueda deshacerme de estos idiotas.  Con mi vista periférica, noté con desagrado y sorpresa, que estos chicos eran realmente guapos. Pero mas me sorprendió el chico que iba en la parte trasera y me miraba fijamente con sus mejillas encendidas, como si sus amigos lo estuvieran avergonzando.  Lo miré con interés, puesto que su mirada estaba fija en mí, pero no mostraba emoción alguna.  Noté que el color de sus ojos eran bastante inusuales, eran casi amarillos, semejantes a la dulzura de la miel.  Eran muy cautivadores, a la vez que interesantes, muy profundos pero casi inaccesibles. Su piel bronceada y su pelo ondulado color café chocolate, le daba un aspecto cálido y monocromático.  Interesante, pensé.
Mientras lo miraba, el auto en el que estaban los muchachos aceleró, seguido por unos bocinasos  a mi espalda. Reaccioné rápidamente y noté que ya habían dado la luz, el chico que no me había mirado se había ido.  Me decepcioné un poco.  Aceleré lo máximo que me permitía la ley estando en la carretera, por lo que llegué un poco más rápido de lo que pensaba.   
Finalmente llegué al estacionamiento del supermercado que me había dicho Josh. Pero, para mi mala suerte, estaban todos los espacios ocupados.  Pareciera que todo el mundo decidió salir hoy día a hacer las compras. Resoplé con pesadez y decidí buscar alrededor de la cuadra.   Había uno frente a un bar, pero era para mujeres embarazadas.  Me parecía insólito, ¿Una mujer estacionada frente a un bar?¿A quien se le ocurriría poner un lugar para embarazadas aquí?.
Pensándolo bien, este es el único lugar disponible en toda la cuadra.  Estaba retrasada y no veía ningún policía a la vista al los alrededores.  Tendrá que ser este, pensé.
Con mucho cuidado de no dañar el auto mientras me estacionaba, mi celular comenzó a sonar. Vi la pantalla por un mili-segundo, segura de que Josh quería saber porqué me había demorado tanto.   Pero no era él quien me llamaba. Era Connor.
Sorprendida y emocionada, terminé de estacionarme y contesté.  El hermano menor de Josh, Connor, era un año menor que yo, pero era muy maduro para su edad.  Supongo que tras la muerte de sus padres se volvió más consciente de sus acciones, tomando responsabilidades de la familia y lidiando con el dolor de la pérdida en silencio, mientras que Josh pasaba las penas a su propia manera. Durante las últimas semanas, Connor y yo nos hicimos buenos amigos.  Él era gracioso, maduro, algunas veces infantil como muchos otros, pero se controlaba rápidamente.  Y aunque no influya en nuestra relación, era realmente guapo, casi tanto como su hermano.  Sus ojos no eran como los de Josh, eran oscuros, casi negros.  Después de unos días de haberlo conocido, descubrí que no eran negros totalmente. En los bordes tenia un tinte azul que le deban un aire misterioso, muy cautivador.  Me comentó que eran por parte de su abuela materna, que ese color de ojos siempre se saltaba un generación.  Siempre he admirado sus ojos y los de su hermano.
Como un fogonazo, los ojos marrones del chico de la carretera se me vino a la mente.  ¿Porqué me acordé de él? Había olvidado todas las caras de sus amigos en el auto!  pero por alguna razón él...
-Amber?-dijo una voz.- Holaaa.....
Me demoré un segundo en darme cuenta de que había dejado a Connor colgado en el teléfono.  Al parecer, no era la primera vez que preguntaba por mí a través de la linea.  Rápidamente, cogí el telefono.
-Oh Connor!, lo siento.-Me disculpé.- Estaba pensando...
-¿Cómo te encuentras?-me interrumpió.
Su pregunta me dejó desconcertada, por lo que tardé un poco en responder. ¿Cómo me encontraba? Mmm... hace un momento estaba un poco molesta por lo del estacionamiento, pero no creo que Connor se refiera a eso.
-Estoy bien, supongo.-Hablé con cautela.-¿ Y tú que tal?
Él ignoró esto último.
-¿No te has encontrado con Josh?
-¿Cómo sabes...-Me corté a mitad de la frase.
Por supuesto que él sabía que me encontraría con Josh, ya que es su hermano. Suspiré mirando por la ventana hacia la calle. El exterior estaba ya oscuro, y había muy poca gente transitando. Aún era demasiado temprano para ver a los fiesteros saliendo por ahí.
-No.-Terminé.-No lo he visto aún.
Pude escuchar como suspiraba de alivio.
-...Pero lo harás?-dijo con incredulidad.- Saldrás con él?
Más preguntas desconcertantes.
-Por supuesto. Tenemos que hablar sobre....- ¿Qué se supone que hablaríamos? De nuestra relación, eso estaba claro. Pero hablaríamos de nuestros problemas para tratar de solucionarlos? o simplemente conversaríamos para terminar nuestra relación?. Aún no estaba segura de querer terminar, aunque la escasa comunicación entre nosotros lo hacía ver como una solución razonable.- ...Tenemos que hablar sobre algunas cosas.- Respondí por fin.
-Bueno... esto... Llámame después, sí?- Su voz sonaba ansiosa y preocupada. No entendía por qué estaba así.
Como no contestaba, Connor me presionó.
-Lo harás? Pase lo que pase?
Era una petición que no me costaba ningún esfuerzo, pues me gustaba hablar con él. Pero el tono que usaba me hacía dudar.
-Por supuesto que lo haré.-Dije por fin.
A la vez que le respondía, estaba saliendo del auto. Y justo al mismo tiempo la puerta del bar se abrió.  No le di mucha importancia a la persona que salió, pero una vez cerrado el auto, pude notar que era una persona que conocía.  Pero no era alguien con quien querrías encontrarte en la calle.  Era Nathalie.  Y me estaba mirando... con una sonrisa burlona y desdeñosa. 


Jessica:

Echada sobre el respaldo del asiento, con lo brazos cruzados sobre mi pecho y el ceño fruncido, miraba a David mientras trataba de disimular su risa. Lo cual no hacía muy bien.
Le había dicho que no sabía bailar, y él me había traído a un restaurante de baile!  Ni siquiera sabía que existía este lugar!  Comer y bailar al mismo tiempo?! No me parecía una buena idea. Y si hubiera sabido de la existencia de este lugar, tampoco habría venido.  Yo seguía mirando a David de manera desafiante, pero cada vez que me miraba, se reía aún más.
-Si sólo te dedicarás a reírte de mí y de burlarte por lo irónico de la situación,-Le dije severamente mientras hacía ademán de levantarme.- será mejor que me vaya.
No pude dar ni un solo paso antes de que el reaccionara y me agarrara el brazo. Lo miré con cara de pocos amigos, pero me alegraba que no me haya dejado ir... y que dejara de reírse.
-No, no te vayas. Porfavor.- Dijo con voz suplicante, pero aún con una sonrisa divertida dibujando su cara.-  Me comportaré...-Lo miré levantando mis cejas.- No me mires así. Te prometo, sabré comportarme.
Me dió una de esas sonrisas que roban el aliento de cualquiera, y accedí.  Volví a sentarme justo cuando nuestras bebidas llegaron.  La mesera miró expectante a David, dándole la mejor sonrisa, obviamente para llamar su atención.  La mire con cara de pocos amigos. Descarada, me dije, todavía fulminándola con la mirada.
Para mi pesar, no era fea. Tenía algo en los ojos que llamaban la atención, además de su cabello marrón con visos azules.
-Ya decidieron qué ordenar para comer?-Dijo la chica, mirando sólo a mi acompañante.
David simplemente la ignoró y me miró.
-Quieres algo?
Realmente no tenía hambre, pero me daba algo de tiempo para que Dave no me sacara a la pista de baile. Así que le respondí de todas maneras. La muchacha se dirigió hacia mi de mala gana.  Era obvio que tenía una preferencia por David.
-Sí.-Miré rápidamente el menú. Habían nombre extraños, como "Chimichurri" o "Buche' perico". Cosas muy raras, que no me atrevía a ordenar.- Quiero un Suspiro Limeño.-Le dije a la mesera sin dirigirle la mirada y entregándole el menú.  Creo que lo que ordené era un postre, pero sonaba bastante bien en comparación a lo que había en ese menú.
-Yo quiero un Bistec a lo Pobre, por favor.- Le pidió David a la chica.- Sin cebolla.
Ella de dirigió una sonrisa angelical, respondiendole un "enseguida" mientras se iba casi dando saltitos.
Seguí echando chispas por los ojos tras su espalda. Esa chica definitivamente no me gustaba.  David se dio cuenta de mi silencio.
-Sabes que acabas de pedir un postre, cierto?-Dijo mirándome sólo a mi, con esa sonrisa que me encanta de él; una sonrisa casi completa, pero ladeada a un costado. Era la sonrisa de un niño travieso.
Me encogí de hombros.
-Da igual.  De todas maneras no tenía mucha hambre, y algo dulce me ayudará con mi estado de ánimo.-Dije algo cabizbaja.
Miré la mesa de madera, viendo su matiz rojizo y jugando con el salero encima de ésta.  La música sonaba suavemente, al parecer todavía no habían suficientes clientes como para poner algo más prendido.  La reluciente pista estaba vacía, a excepción de las meseras y mozos que paseaban a través de ella con bandejas llenas de comida o las libretas con pedidos.  Los vidrios tintados no dejaban ver la luz del atardecer, pero suponía que ya estaba casi oscuro, mientras que las luces del restauran brillaban cálidas y coloridas.   Si no fuera por la pista de baile, este lugar sería agradable, pensé.
Unas manos detuvieron el salero que deslizaba de una mano a otra.  Miré hacía el frente, donde David estiraba sus manos.  Una de ellas, la que no sujetaba el salero, atrapó mi mano.
-A qué te refieres con "mi estado de animo"?.-Preguntó.
Le di una sonrisa desganada.
-Lo siento, creo que deberías saber que la mesera tiene interés por ti.
El alzó una ceja, a la vez que una sonrisa crecía por su cara.
-Oh!, de verdad?.-dijo con falsa sorpresa mientras miraba la puerta de la cocina, por donde la chica se había ido.- No lo había notado.
Lo último claramente lo dijo con sarcasmo. Me hice la tonta.
-Sí, enserio.-Dije un poco más feliz al ver que le restaba importancia.- No dejaba de mirarte.
Él se rió con ganas.
-Éstas celosa?.-Me preguntó con interés. Sus ojos brillaban con diversión bajo la luz.
-Debería estarlo?.-Le respondí con astucia.
Aún tomando mi mano, soltó el salero y la llevó hasta mi mentón, donde lo levantó suavemente para mirarme directamente a mis ojos con los azules suyos. Luego bajó la mano lentamente.
-No.-Dijo después de un momento de pensarlo.- No deberías, pero yo sí.-Me dio una sonrisa triste. y Luego miró sobre mi hombro.
-Porqué deberías...-No terminé la frase al darme vuelta y ver lo que estaba mirando.  Unas mesas más atrás de la nuestra, un joven mozo bajó la mirada al ver que me había fijado que me estaba espiando. Otro que estaba al otro lado de la pista de baile, miraba mis piernas desnudas, que el vestido no alcanzaba a cubrir.  David no se había dado cuenta de éste último, pero no me atreví a decirle.  En cambio, mientras él seguía mirando al primero, yo le di una mirada asesina al que me miraba las piernas.  Él apartó de inmediato la mirada y se fue a atender a unos muchachos que acababan de llegar, dirigiéndolos a su mesa.    En comparación a ésto, no debería estar celosa de la otra chica (y sí, lo admito. Estaba celosa.).  Pero Dave tampoco debería estarlo.  Yo estaba aquí por él, no había ningún otro chico al que me gustaría mirar en éste momento.
Le tomé la mano que había tomado mi mentón y le di un apretón significativo.  Él volvió a mirarme, esta vez pude ver en sus ojos los celos que lo comían por dentro.  Le sonreí con ternura.
-Tampoco deberías.-Lo miré con sinceridad.-No quiero estar con nadie más en este momento... a excepción de mi cama.-Comenté tratando de subirle él ánimo. Funcionó. Él comenzó a reír y la mirada de celos desapareció al instante.
Nuestras manos unidas mandaban descargas a mi cuerpo, haciendo que sintiera un extraño pero agradable cosquilleo.
-Me alegro.-Su voz suave, sus rostro, cabello, ojos, labios... todo me golpeó como una bofetada. Era tan malditamente sexy que definitivamente no quería a nadie más.  Ni siquiera elegiría a un modelo de Calvin klein sobre mi David.  Para mí, él era perfecto.
No nos dimos cuenta de lo cerca que estaban nuestros rostros, hasta que escuchamos un carraspeo.  Lo que hizo que nos apartáramos de un salto, rompiendo nuestro trance.  Alzamos la vista al mismo tiempo, para encontrarnos con la chica de mechones azules con nuestra comida en una bandeja.  Pude notar su mirada de diabla.  Parecía contenta de habernos estropeado el momento, pero yo la odié más.  Y al parecer mi compañero también, pero él sólo le dio una mirada dura.  
-Aquí está su orden.-Le dijo con voz cantarina mientras le entregaba a David su plato, mientras que a mí solo me dio un simple "Tome".
Una vez que se fue, mira lo que me había pedido.  El pocillo era de vidrio, de buen tamaño. En la parte inferior se veía algo muy parecido a un flan de manjar, mientras que en la parte superior rebalsaba una cantidad de merengue con un toque de canela sobre el. Se veía delicioso.  Y después de probarlo, definitivamente sabía como se veía.  Iba a tener que hacer éste postre en casa.
Miré el plato de David con la boca abierta.  Su plato era enorme! Había un jugoso bistec sobre una gran porción de papas fritas junto con dos huevos fritos.  El olor que despedía hacía que viera su plato con tentación.  
-Entonces Jessy,-me dijo, haciendome apartar la mirada de la comida.-Cómo está tu postre?.
-Está excelente.- respondí mientras me metía una cucharada con arto meregue a la boca.- Sólo pido que la mesera no lo haya envenenado.- bromeé.
-Puedes estar tranquila, Tara no llegaría a ese punto.- Me aseguró.
Así que la conoce...
- Entonces esa diabla tiene nombre?.- Le lenvanté una ceja inquisitivamente.
-No he salido con ella, si eso es lo que estás preguntando.- se apresuró a decir.- Josh y yo venimos mucho por aquí. Siempre escogemos la misma mesa, y ella casi siempre nos atiende.  Y no soy tan ciego para no notar que yo le atraigo, pero simplemente no es de mi estilo.  Y no estoy interesado en nadie más mientras te tenga a ti.- Su sonrisa era tierna y sincera. Por lo que no dudé en lo que me decía.  Si sólo era eso, no me preocuparía más por ello.  
-Cómo está tu comida?.- Pregunté tratando de cambiar el tema.
-Muy buena. Casi me pregunto si tu podrías hacerlo mejor.- me desafió con una sonrisa pícara.  
Yo iba a estudiar cocina, por lo que siempre andaba en busca de algo para imitar y agregar al menú de la casa (el menú de la casa es lo que cocino en mi casa con Amber, mi amiga y compañera).  Siempre buscaba nuevos desafíos, y mientras no quemara la cocina, Amber no se quejaba por el desorden que dejaba.
Como respuesta, le robé un poco de sus papas con la mano y me las comí.  Eran buenas, pero estaba segura de que lo haría mejor. 
-Hey!.-Se quejó.- Eso no es justo! Ahora yo tendré que robar del tuyo.- Su mirada juguetona hizo que mi instinto competitivo apareciera.
-Inténtalo... si puedes.- Mi sonrisa lo invitaba a intentarlo.
Él se quedó quieto, mirándome con diversión. Yo sabía de antemano que estaba esperando el momento adecuado para saltar sobre mi postre, pero yo podía reaccionar muy rápido.  Pasaron los segundos en el que nos mirábamos con diversión desafiante.  Hasta que David se estiró sobre la mesa con el brazo extendido y su dedo apuntando hacia el merengue del postre.  Pero yo demostré cuán rápida era. Cuando acercó su cara lo suficiente, yo metí mi dedo en el merengue y con igual velocidad, le unté sobre la nariz, dejándolo manchado.   Él saltó hacia atrás con sorpresa, mientras que yo me reía a carcajadas.
-Te lo advertí!.- Le traté de decir entre carcajadas.- ohh... deberías haber visto tu cara.
Me reí aún más fuerte cuando el pasó su dedo por la nariz, limpiandose parte del merengue y se lo llevó a la boca.
-Está bueno.- comentó divertido.- Pero no deberías haber hecho eso...
El se acercó casi igual de rápido de como yo lo había hecho, y metió su dedo en mi postre, llevándose un poco de contenido con él.  Se acercó a mi cara, y mientras yo daba un gritito sabiendo lo que iba hacer, David me manchó a lo largo de mi mejilla con el pegajoso merengue.  Y él, al igual que yo, se puso a reír mientras yo lo miraba sorprendida. Pareciera como si los papeles se hubieran invertido.  Mi mano voló hacia el costado de mi cara, y traté de limpiarme.  
No me había enojado, al contrario, seguí riendome mientras daba muecas de asco.
-Algo que debes saber de mí es que soy vengativo.- me dijo una vez que nos calmamos.
-Debí haberlo sospechado...-Reconocí.  Su personalidad tambien era competitiva, y al igual que yo, no le gustaba perder sin dar pelea.- Pero hay un problema, también lo soy yo. Y no creas que esto termina aquí.-Le advertí con picardía.- Te haré pagar por dejar mi mejilla pegajosa.
El se rió.
-Pero si tú empezaste!.- Se quejó.
-Pero tu trataste de robar mi postre!.- Me defendí.
-Porque tu te robaste mis papas!.-Puntualizó.
-...- Su mirada de superioridad me decía que ya había ganado.  Era una pelea estúpida, a decir verdad. Pero estaba entretenida.- Porque tu me desafiaste si podía hacer tu platillo más sabroso, tenía que tener una muestra de sabor para ver cuán bien tengo que hacerlo, que por cierto, puedo hacerlo mejor.
Me crucé de brazos e incliné mi cabeza un poco con una sonrisa angelical. Jake mate, lindo!. 
El se limitó a reír de nuevo.
-Está bien, está bien. Ésta vez tu ganas.- Se rindió con las palmas hacia arriba, como si no quisiera más pelea.   
Tomó un poco de su bebida y siguió comiendo.
-Y dime,-dijo una vez que tragó.- sabes que pasa entre Josh y Amber?.
La pregunta repentina me tomó por sorpresa.
-Tú también lo has notado, cierto?.-dije con mueca triste.
David asintió afirmativamente.
-Josh está muy raro, parece triste.-Dijo ahora tambien con una mueca.- Pero no se lo que pasa. No nos andamos preguntando que va mal en la relación de otro, simplemente lo decimos.  Pero él ni ha sacado el tema cuando estamos juntos.  Yo sospecho que tuvo una pelea con Amber, tu lo sabes?.-Su mirada parecía la de un perrito desconsolado.
Suspiré, pasando una mano por mi pelo.
- Tampoco Amber me ha dicho, pero sospecho que es culpa de Josh.- Dije con un poco de veneno en mi voz al pronunciar el nombre de Josh.- Eso si, haremos una noche de chicas.  Ahí podré sonsacarle la verdad.
Dave puso mala cara por mi tono de voz al nombrar a su amigo.
-No estoy seguro de que la culpa sea de él.-lo defendió.- Pero no quiero verlo así de triste, quiero ayudarlo.-Había desesperación en su tono.
Nos quedamos en silencio después de eso. Comimos en silencio lo que quedaba de nuestra comida, casi con desgana.  Nuestros mejores amigos estaban pasando por un mal momento, los amigos que hicieron que nos conozcamos.  Entendía perfectamente la necesidad de ayudar que sentía David, yo también quería hacer algo.  Pero prefería que Amber me dijiera primero su problema, asi buscariamos una solución juntas... si es que había.   La música de fondo sonaba con suavidad, era un vals.
David se paró derepente y se puso a mi lado, invitandome a tomar su mano.
-Me concedes esta pieza?.- preguntó con galantería y su típica sonrisa pícara.  Pero pude ver en sus ojos que seguía angustiado por su amigo.
Yo me tensé en mi asiento.
-Ya te dije que no se bailar!.-dije alarmada.
El agrandó más su sonrisa, dejando ver sus relucientes dientes.
-Lo sé, querida.-mi corazón vibró al decirme querida.- Por eso te enseñaré a bailar.
-Un vals?! Nadie baila eso!
-Pues, lo creas o no, yo tomé clases de vals casi un año.  Llegué a ser uno de los mejores de la clase.-dijo con orgullo.- Perfectamente podría haber sido profesor.  Así que tú puedes ser mi alumna.
Lo miré con incredulidad.
-Tomaste clases... de vals?!.-Me quedé con la boca abierta.  Creo que fui un poco irrespetuosa. Traté de corregirme.- Quiero decir... es estupendo! Pero porqué las tomaste?
Él se encogió de hombros.
-Mi hermanastra se casó hace unos años, y yo debía aprender a bailar vals para sacar a la novia y las damas de honor a bailar.- Lo dijo con tanta indiferencia que no me importó saber más sobre las damas de honor.-Entonces, quieres aprender?
Esta era una oportunidad que no me podía perder. Acordándome de nuestras "10 citas", debía aprovechar ésta oportunidad de tenerlo muy cerca de mi. Aunque me diera vergüenza bailar, mi instinto competitivo ganaba.
-Está bien.-accedí tomando su mano. 
Él sonrió como un niño al cual le han dado el mejor de los regalos.  Su mano encajaba perfecta sobre la mía.  Me dirigió hasta la vacía pista de baile, y se puso frente a mi.
-Bien, pon tu mano sobre mi hombro.
Lo hice.
-Esta otra la pones sobre mi mano. Justo así....-me mostró cómo.
Mis manos ya estaban donde el me había pedido, el puso su mano desocupada sobre mi cintura y me acercó hacia él, pero manteniendo una distancia prudente. Lo cual hizo que me estremeciera, pero de una forma agradable.  Su mano estaba cálida por donde me tocaba.  Nuestros rostros estaban muy cerca uno del otro, al igual que nuestros labios. Sólo unos pocos centímetros....
-Así.-Dijo David.- Ahora lentamente nos deslizamos por la pista de baile.
Él me condujo con delicadeza y comenzamos a dar vueltas por la pista.  Al principio estaba tensa e insegura, pero Dave me tenía mucha paciencia y me iba corrigiendo cada vez que hacia algo mal, y las veces que lo pisé se aguantó sofocando un quejido. Pero luego de unos minutos, el baile se estaba volviendo fluido y natural, comencé a divertirme.  Alcé la vista al techo, y me dí cuenta de que había un segundo piso.  Y en él había una multitud apoyados contra la baranda, mirándonos. Bajé la mirada con rapidez mientras David me hacía dar una vuelta, con mi vestido ululando a mi alrededor. y noté que a nuestro alrededor había gente bailando.  Como no lo había notado antes?!  
 Miré a mi compañero con alarma, pero sólo obtuve una sonrisa picarona.   Me sentía como en un cuento de hadas; un baile, el principe y la audiencia.  Era perfecto, no quería estar en otro lugar.  
-Creí que no sabías bailar.-Dijo burlonamente.
Yo le di una sonrisa contenida.
-Tuve un buen maestro.
Hubo un momento en el que la música se volvió más lenta, David me acercó más a él y nuestras miradas se encontraron.  Mil mensajes silenciosos pasaron por nuestras miradas, pero había uno que entendimos los dos.  Lentamente nuestros labios se acercaron, quedandonos inmóviles en el centeo de la pista, esperando que el otro diera el primer paso.   Se estaba haciendo eterna la espera de que lo diera él, por lo que me armé de valor y finalmente lo besé.   Y ésta vez, la mesera llamada Tara no pudo interrumpir.
Aplausos sonaron a nuestro alrededor.



Amber:

Me quedé petrificada, aún con el celular en la mano.  Quería salir de aquí ahora mismo, pero sabía que no tenía que dejarme intimidar por una persona, sobre todo si era Nathalie.
-Hablamos más rato, sí?.-me dijo Connor al otro lado de la línea.-No importa lo tarde que sea, yo estaré esperando.-sonaba desesperado, pero ya no me cuestioné porqué Connor se comportaba tan extraño.  En cambio, seguí observando a Nathalie, que ahora se acercaba a mí con sus tacones enormemente altos.  Me preguntaba cómo podia caminar con esas cosas.
-E-eee.... Está bien.-le balbucee a Connor.- Adiós.
Le corté sin esperar su despedida y guardé el celular con lentitud. Quería parecer calmada, para que no viera cuán nerviosa me ponía la ex de Josh.  Que por cierto, era intimidante al mismo nivel que bella. 
Finalmente llegó al frente mío. Y sin dar un saludo dijo:
- Supongo que Josh no lo sabe.- Dijo con tono burlón mientras hacia un gesto hacia el cartel de estacionamiento para embarazadas.- No serías la primera en decirle eso a Josh...- Me dijo mientras miraba su manicura perfecta.
Obviamente quería sacarme de mis casillas, algo que no haría fácilmente.  Yo no era una persona agresiva, y me habían enseñado a tolerar éste tipo de personas que hieren con palabras.  Simplemente había que ignorarlas, algo que seguramente Nathalie odiaba que hicieran.  No la conocía mucho, pero parecía de esas personas que están acostumbradas a tener la atención de todos.
-Que quieres?.- Le dije con cansancio.
El efecto que yo esperaba sucedió. Al ignorarla, ella perdió un poco de su bravuconería.
-De ti nada.  No puedes darme algo que no te pertenece.-Sus ojos maquillados me miraban con astucia.
Me quedé en silencio.  No sabía si se refería a Josh o no, pero no lo quise averiguar.  La primera y última vez que vi a Nathalie, fue en la casa que queda junto al mar de Josh.  Ella apareció de sorpresa y actuó casi como si fuera ella la novia de Josh, y yo solo un estorbo.  Sabía que ella había tenido una relación algo intensa con Josh, que fue con ella a la que engañó a Emily.  Puedo ver que Josh le gustó por su físico; ahora mismo llevaba una minifalda de cuero, una blusa con un toque lentejuelas y unas botas largas. Todos aderidos a su esculpido cuerpo de 90-60-90. Su cabello rubio (claramente no era natural) perfectamente peinado, sus ojos celestes estaban igual de fríos, los labios pintados de un intenso púrpura y sus uñas color plata.
Seguía sin decir ni una palabra, simplemente la miré.
-Sabes? Puedo ver porqué Josh acude a mí últimamente.- Dijo con verdadera maldad. Eso era un golpe bajo.- No eres muy habladora, y tampoco eres tan atractiva.- dijo mientras me miraba de arriba a abajo, haciéndome sentir incómoda.  Cambié el peso de mi pie hacia el otro.  
Incluso con la ropa sexy que llevaba, me hizo sentir como si vistiera un saco de papas.  No dejes que nada de lo que haga o diga te afecte, me dije. -Si no me vas a decir nada inteligente, mejor me marcho.-Le dije con la voz más calmada que logré.- Estoy retrasada.
Comencé a caminar y la esquivé al pasar, le dije un Adiós seco.
-Aprovecha lo que queda de tu relación.-dijo a mi espalda.- No durará mucho más.
Apreté los puños con fuerza mientras me iba de ese lugar.  Estaba a punto de atizarle a Nathalie, pero me contuve apenas.  
No sabía si creerle las cosas que me dijo o no.  Sobre que Josh acudía a ella?!  Probablemente sólo lo dijo para molestarme.  
Seguí caminando hasta doblar la esquina, donde choqué con alguien.
-Hey!-exclamé.
Estuve a punto de caerme, pero unas manos fuertes me sujetaron los brazos y me estabilizaron. El conocido olor a menta me llegó antes de que empezara a quejarme para que me soltaran.   Alcé la vista, sabiendo que unos ojos esmeraldas me esperaban. Las manos que aún sostenían mis brazos, se relajaron y comenzaron a deslizarse hacia abajo de los mismos. La sensación eléctrica que añoraba llegó como un relámpago, haciéndome sentir un cosquilleo en la espalda.  Hace mucho que no estábamos tan cerca.
Josh me miró asombrado, al igual que los muchachos de la carretera.   Sonreí al ver su cara estupefacta y la lujuria en sus ojos.  Rápidamente me alejé de él, para no presionar mucho.    Estaba enojada con él, aunque no se lo haya comentado, estaba segura de que sabía.  Estaba enojada porque estaba distante; no me llamaba, ya no salíamos. Y cuando lo hacíamos, él prácticamente me ignoraba.Él pareció dolido cuando lo alejé, pero no me importó. Por una vez en su vida tenía que sentir lo que le hace a los demás.
-Pensé que no llegarías.-me dijo aún con la boca abierta.
-Te dije que lo haría.  Mejor tarde que nunca.- Mi voz era totalmente neutra.- Tenemos que hablar.-  Le dije sin rodeos.
Josh se puso serio, y asintió.
- Lo sé,-en lo profundo de sus ojos pude ver algo parecido a algo trizado, como si de un momento a otro se fuera a desplomar.- Vamos por aquí.
Lo seguí por la calle, hasta que llegamos a una plaza. Nos acercamos a un banco para sentarnos, mientras los faroles comenzaban a encenderse para iluminar los senderos.
Nos sentamos a cierta distancia, en silencio.  Ninguno de los dos dijo nada. Nos quedamos contemplando por un tiempo los últimos rayos de sol en el horizonte, maravillandonos con sus exquisitos colores anaranjado, violetas y rojos.
Finalmente Josh dio un suspiro a mi lado y soltó:
-Está bien, hablemos.































jueves, 19 de junio de 2014

Cap 17: Antes del verdadero desastre

(Este capitulo es para que entiendan lo ocurrido antes del capitulo anterior, disfrútenlo)

Josh

Me encontraba acostado sobre mi cama, o más bien desparramado sobre ella.  Mis brazos y pierna colgaban flácidos a los costados, y mi cuello no estaba en una posición muy cómoda, pero estaba tan inmerso en mis pensamientos que apenas noté los calambres que empezaban a subir por mi cuello.  Las últimas noches no había podido dormir bien; tenía pesadillas que hacían que me despertara agitado. Pero la verdad no quería pensar en eso, no quería recordar esos sueños que atormentan mi alma.
Pensaba sobre la dos ultimas semanas y en lo que había ocurrido en ellas.  Me sentía tan perdido, tan roto por dentro que pensaba que con solo un roce me desplomaría en polvo sobre el suelo.  Pero eso no era lo peor; lo peor era la presión incómoda que sentía en mi cabeza a causa de reconocer que había hecho algo horrible, y que lo seguía haciendo.  Y mi corazón, concordando con mi consciencia, gritaba que lo que hacía estaba mal y que debería cambiar mi rumbo tan pronto como pudiera    Pero mi cuerpo me decía que no los escuchara, que estaba bien el sentir placer y que era puramente humano.   Y entre eso se hacía una guerra en mi interior; mi mente y corazón contra mi cuerpo.   Era extraño decirlo así, una guerra en mi interior, pero es como realmente me siento ahora y no me quedan fuerzas para moverme.

Justo después que me prometiera a mi mismo castigarme, y abstenerme de recibir los afectos de Amber, me odié a mi mismo por ser tan egoísta y cobarde.  Sabía que Amber se daría cuenta de que mi comportamiento hacia ella había cambiado, y que este auto-castigo también le afectaba a ella.  Tenía la esperanza que ella rompiera conmigo y así finalmente recibiría el castigo que merezco por haberla engañado, y por seguir haciéndolo.  Aunque yo tenía la certeza de que si le decía la verdad sobre lo que hice y hago, la ruptura sería mucho peor y no podría volver a ver a Amber, ni siquiera me atrevería a hacerlo, ya que le estaría haciendo lo mismo que le hizo Nick.  Por ese motivo había elegido ocultarle la verdad y hacerlo más llevadero para ella.       De todos modos era un cobarde, me lo repetía cada vez que hablaba con Amber, aunque nuestras conversaciones ya no duraban más que solo unos minutos y luego nos sumíamos en un silencio incómodo, que yo ansiaba llenar ese vacío entre nosotros con confesiones, besos y caricias.  Derrumbar la muralla que yo mismo había construido para esconder mis sentimientos de ella.  Pero en cambio, cada día ponía un ladrillo más, alejándola de mí.   Me avergüenza admitir que luego de ver a Amber, o hablar con ella, me escapaba donde Nathaly para desquitarme y olvidar mis errores con botellas de alcohol, que en suma, nos dejaba a los dos terminando en la cama.   Ella me aseguraba que me había extrañado y que sabía que la necesitaría para satisfacer mis necesidades sexulaes, ya que, según Nathy (como le decía aveces), Amber no lograría hacerme feliz a éste paso.  En lugar de defender a Amber y asegurarle que esperaría todo el tiempo del mundo por Amber, estaba tan borracho que me quedaba en silencio y tomaba otro vaso.  Todos los días esperaba una llamada que nunca llegaba, de Amber diciéndome que terminábamos.  Pero al no recibir ninguna llamada, los nervios me comían por dentro y hacía que me odiara más a mi mismo.   Me estaba permitiendo arruinarme a mi mismo, volver a lo que más temía; el Josh mujeriego, despreocupado y conflictivo.   Trataba de convencerme que todo el esfuerzo con que intentaba alejar a Amber de mí la ayudaría a encontrar a alguien mejor y que la amara.  Aunque nunca alguien la amaría como yo,  nunca nadie la merecería, y mucho menos mi persona.      Cómo la extrañaría cuando eso sucediera... no quería ni imaginar la devastación que sentiría, si ya con lo que estaba haciendo me hacía daño.  Me preguntaba una y otra vez si así sería el resto de mi vida; con una chica que sólo amaba mi dinero (sí, me había dado cuenta de que Nathaly le interesaba sólo eso), sumido en desgracias y odiándome a mí mismo.   
Por supuesto Connor no me dirigiría la palabra nunca más, y probablemente tomaría parte de la herencia y se iría por su parte, tan lejos como le fuera posible para no volvernos a ver.  Era mi pequeño hermano, pero desde que murieron nuestros padres, en vez de tomar en serio el papel de hermano mayor y cabecilla de nuestra diminuta familia, me ahogué en el vicio del alcohol.  Mientras que Connor, sin derramar una sola lágrima después de que terminó el funeral, se desquitaba en los estudios y el deporte.  Si necesitaba hablar con alguien respecto a nuestros padres, yo no diría que fuera el más adecuado, por eso llamaba a la tía Karla, la única hermana menor de mi padre, y se confortaban el uno con el otro. Karla solo tenía diez años más que yo, y era extremadamente relajada y ni siquiera estaba casada.    Se suponía que vendría a buscar a Connor para llevárselo a vivir con ella, pero surgió un problema a ultimo minuto y nos preguntó si no nos molestaría quedarnos un mes más juntos.  Connor accedió, alegre, y yo en silencio me alegraba también de que mi hermanito, aunque estuviera enojado conmigo, se quedara unas cuantas semanas más. 
Y no puedo dejar a David a un lado, pues yo estaba seguro de que él no me abandonaría, pues siempre nos apoyábamos en el hombro del otro.  Sabía que podía confiar en mi mejor amigo, pero aún así no le he contado toda la verdad.  Solo sabía que, luego de que Amber saliera del hospital, me había ido a hablar con Nathay unas cuantas veces para arreglar lo nuestro. Y esas veces fue de verdad, sólo hablamos.  Hasta que una noche... tomé demasiado y todo se salió de control. Y desde esa noche no volví a reportarme con él.
Necesitaba un plan para alejarme y solucionar estos problemas, antes de que me explotara la cabeza.

Antes de que siguiera aborreciendome a mi mismo, el timbre de mi celular hizo que despertara de mis pensamientos.  Cuando me moví para cogerlo, pude sentir el insoportable dolor del agarrotamiento de mi cuello, que se quejaba cuando intentaba girar mi cabeza a la derecha.  Finalmente conseguí mi móvil, en la pantalla brillaba el nombre de David.  Pulsé el botón verde.
-Hola, hombre.-Le saludé mientras me sentaba sobre la cama y sobaba mi cuello.- Que me cuentas?
-Hey!-Contestó alegre.- No mucho, la verdad.  Aunque ésta noche tengo planeado ir al Dance&Food con Jessie.  La acabo de invitar.- Terminó con una risa traviesa.
-OH!, eso está genial.-Le dije sin mucho entusiasmo.
Hubo unos segundos de silencio.
-Está todo bien?...-Preguntó vacilante.
Su pregunta me sorprendió un poco.  Aunque sabía a que se refería, le pregunté de todos modos.
-Porqué lo dices?.- cuestioné, tratando de poner más emoción a mi voz con un tono desenfadado.
-Realmente no lo sé.-rió a través de la linea.- Creí que había ocurrido algo porque sonabas extraño, como si estuvieras preocupado.  Pero debo haberlo imaginado.
Aunque mi amigo había acertado, me reí para hacerle creer que no era así.  Debo ocultar mejor lo que siento, me dije a mi mismo. 
-De todos modos, quería saber si querrías hacer algo más tarde.- Escuché como mordía algo crujiente. Debía estar comiendo mientras hablaba, como siempre.- Yo voy a estar con Jess, como ya sabes, pero luego de dejarla en su casa quiero ir a un pub.  Te apuntas?
Me lo pensé un segundo.
-Quizás eso es lo que necesito justo ahora.-Dije pensando en voz alta.
Un plan se estaba creando en mi mente, uno con respecto a Ambs y Nathy, y seguramente cuando haya concluido necesitaría apoyo de un amigo y unos cuantos tragos.
-Perfecto. Te llamaré cuando nuestra cita termine.  Hasta entonces, Josh.
-Nos veremos allí.-Y corté.
Ahora sólo quedaba hacer una llamada, y sería muy difícil para mi hacerla. Pero era necesario.  Tenía que llamar a Amber.  Era ahora o nunca...



Nathaly


Sentada en el taburete frente a la barra del bar, miré mi reloj de oro, impaciente. Ya se había retrasado 7 minutos.  No me gustaba que me hicieran esperar, generalmente yo soy la que los hace esperar.  Pero no podía negar que éste tema era de mi especial interés, ya que consistía en un plan para conseguir a mi Josh de vuelta a mis brazos.   Aunque ya decía yo que, al paso que íbamos, no hay ningún problema que me impida alejarlo de mí otra vez.   Bueno... sólo había un pequeño estorbo en medio, pero que con un simple empujón desaparecería del mapa para siempre.  Tan sólo con mover una pieza más en el tablero de ajedrez tendría la victoria asegurada.   Sonreí ante ese pensamiento, mientras alzaba el martini que me había estado bebiendo desde que llegué.  Mientras lo hacía, sentí cómo los hombres que estaban en el bar me observaban, cada mirada como un pequeño pinchazo en mi espalda.  Yo los ignoraba intencionadamente, aunque habían muchos hombres guapos.  Pero sólo me interesaba un hombre, y no estaba aquí.  Aunque había una excepción... 
Me di la vuelta cuando sentí que alguien me tironeaba el cabello por la espalda, sabiendo a quien me encontraría.   Suspiré con pesadez y rodé los ojos mientras me encaraba hacia él.
-Enserio Nick, podrías madurar un poco.- le sonreí a medias. 
Su sonrisa me recibió con su usual blancura y sus ojos brillaban divertidos.
Era muy guapo; alto, musculoso, de pelo marrón chocolate que se ondulaba en su frente y nuca, ojos color avellana.  Y su sonrisa causaba una sensación de comodidad y diversión, al igual que su rostro iluminado causaba un aura de felicidad.  Eso si, siempre y cuando esté sobrio.  Cuando lo conocí en este mismo bar, estaba más que intoxicado, se había sentado en la mesa que estaba a mis espaldas junto con un amigo.  Comenzó a parlotear de cosas sin sentido, hasta que el nombre de un tal Josh Hutcherson salió de su boca.   Mis ojos se abrieron por curiosidad y mis oídos se agudizaron para escuchar con atención.  Recordé como refunfuñaba: 
-Lo voy a matar.-Decía él.- No lo perdonaré por quitarme a mi novia.-gruñó.
Yo me reí por lo bajo, era muy típico de Josh. Además que ninguna chica se podía resistir a sus encantos y lujos, ni siquiera yo.  Creo que me había escuchado reír, porque se dio vuelta y me fulminó con la mirada.
-Que?!-Inquirió.- Acaso te divierte mi historia, fisgona?!
Me llamó fisgona, ningún hombre me había llamado así nunca, aunque era cierto.  Les faltaba valor para poder decírmelo a la cara, o en este caso... alcohol.  Mi risa se volvió más fuerte, sin ser exagerada obviamente, ante escuchar esa palabra.
-Oh!... pues claro. Donde han quedado mis modales?.-Le dije entre risitas. Le tendí la mano en modo de presentación-  Me llamo Nathaly Brown, ese tal Josh del que hablas, es mi ex.
Sus amigos me quedaron mirando, como hacían muchos otros en el bar, con admiración e incredulidad. Claro estaba que era considerada una belleza, pues muchas agencias de modelaje me habían ofrecido trabajo en las pasarelas y muy buenos contratos.  Pero yo los había rechazado de buena gana.  No era el estilo de vida que me gustaría tener, aunque si estuviera dentro de la industria y tuviera éxito, conocería muchos hombres con mucho dinero.   Pero yo me decía a mi misma que no había nadie igual a Josh.       
Nick me había estado mirando, y yo a él con la misma intensidad en la mirada.
-Pueden darnos un minuto a solas?-Preguntó a sus amigos con cierta autoridad en la voz que no dejaba hueco a contradicciones. 
Ellos silenciosamente se levantaron de sus asientos, se llevaron sus jarrones de cerveza, y caminaron hacia los asientos vacíos de la barra.
-Soy Nickolas Teobaldi.-Se presentó estrechando mi mano tendida.- Pero dime Nick, todos lo hacen.
Le sonreí con interés y solté su mano.  Quizás podía sacarle información a este muchacho con algunos de mis trucos.     Me levanté para poder sentarme a su lado.
-Mmm... Teobaldi...-Dije pensativamente con voz suave.- Es italiano, no?
Me incliné ligeramente hacia él y le di una mirada coqueta.
Para mi sorpresa, en lugar de derretirse como tanto otros habrían hecho, él me miró con sorpresa, y luego de unos segundos, comenzó a reírse a carcajadas.
-De hecho, sí.  La familia de mi padre viene de Italia.-Dijo mirándome con curiosa diversión.- Pero te diré una cosa con respecto a ese pequeño movimiento que acabas de hacer hace unos segundos;   No funcionará conmigo, aunque esté borracho.-Su sonrisa no había decaído ni un poco de su rostro.
Por primera vez, en mucho tiempo, alguien me hacía sentir avergonzada. Pero no perdí la compostura, me enderecé, manteniendome firme y digna. Y dejé de verlo provocativamente para mirarlo con simple interés y curiosidad.
-Eres sincero.-Comenté con cierta sorpresa.- No conozco a muchos borrachos que admitan que están realmente borrachos, y menos a un hombre que me rechace tan directamente.
Él me sonrió con picardía.
-Entonces es un honor para mí ser el primero.
Desde ahí, nos la habíamos pasado el resto de la noche hablando sobre nuestros ex que ahora estaban juntos.  Esa fue la primera vez que escuché el nombre de mi contrincante; Amber.   Me contó como la había perdido, y por me explicó que había aprendido la lección, que trataba de mejorar para recuperarla; en mi opinión no había cambiado con respecto al trago.  Obviamente no dejó de lado su descripción física, y la hizo parecer como la mismísima Diosa Afrodita, perfecta y bella.   Pero ya sabía yo que todos los hombres enamorados miraban a esa persona como si no hubiera comparación, como si no cometieran ningún error ante sus ojos.  No me creería nada de lo que Nick dijera hasta no verla con mis propios ojos.   Luego de un largo rato, finalizó con todas la cualidades de Amber, que me aburrí de escucharlas mucho antes de que terminara, y me preguntó por mi relación con Josh y cómo era él.      Le conté todo;  que era un mujeriego y alcohólico, desde la muerte de sus padres. Que yo había estado interesada en él desde que se mudó a nuestro barrio, que por cierto era de alta sociedad, pero él nunca había mostrado interés por mí hasta que sus padres murieron.  Luego todo era diversión, pasión, popularidad y fama, hasta que fue por la siguiente chica.  Me había puesto celosa, claro está, pero yo no había estado dispuesta a abandonarlo.  Y al parecer él tampoco me había dejado de querer del todo, pues no basto emborracharlo solo un poco para que le pusiera los cuernos a su novia.  Creo que se llamaba Emily... pero no tiene importancia. Él volvió conmigo después de que su novia se enterara de su engaño, pero lo nuestro no duró mucho.  Abandonó todo y me dijo que no quería volver a verme.  
Luego de nuestra charla, que duró hasta el alba, acordamos encontrarnos en éste mismo lugar a la misma hora.    Y así fue como un día se nos ocurrió un plan para separar a Josh de Amber, que me sorprendía que Josh aún no la botara, y recuperar a nuestros exs.   "Divide y Vencerás!", nunca había encontrado ésta frase tan verdadera y tan útil.  
Nuestro plan consistía en:
1) Que yo reapareciera en la vida de Josh.
2) Provocara que hubiera conflictos en su relación, que no iba a ser muy difícil dado que podía usar el pasado como un arma de alto calibre.
3) Apenas en la mínima debilidad de su relación, atraer a Josh.
4) Distanciarlos.
Y aquí es cuando por fin llega Nick!  Me había estado todo el trabajo a mí... aunque debía admitir que era divertido.
5) Nick le dirá a Amber sobre los rumores de que Josh la está engañando, eso hará que su relación concluya abruptamente.
6) Josh y Amber estarán desconsolados, por lo que cada uno de nosotros los consolaríamos.
Y así sería como finalmente volverían a nuestros brazos.  Aunque la verdad me importaba un bledo que Nick no consiguiera a Amber, pues éste plan no tenía errores que me impidieran no conseguir a Josh. Así que tenía la apuesta asegurada, y con eso me bastaba.
Ya llevábamos 3/6 del plan, y estábamos a mitad del número 4, que se concluiría dentro de poco.  Sólo era cuestión de tiempo.
Nick me sacó del ensueño que había tenido, atrayendo mi atención sentándose a mi lado.  
-Entonces...-Dijo después de pedirle su vodka habitual al barman.- Cómo va todo entre Josh y tu?
Me sonrojé un poco, a la vez que sonreía satisfecha con mis resultados.
-Más bien de lo que te puedas imaginar, lindo.
Apenas llegó su vaso, lo alzó para chocarlo contra el mió.
-Salud por eso.- Brindó con una gran sonrisa.
Bebimos unos cuantos traguitos del contenido de nuestros vasos.
-Entonces estás lista para terminar la fase 4 y pasar al siguiente nivel?.-Alzó una ceja mientras me preguntaba.
Alcé nuevamente mi copa, y antes de que el liquido rosara mis labios, le aseguré con voz seductora y ojos astutos:
-Estoy preparada.
Y el liquido entro por mis labios, hasta mi lengua. Haciéndola saltar por su sabor.



Espero que les haya gustado este capitulo, dejenme sus ideas y sugerencias de cómo podría continuar la historia en comentarios o en twitter.  Gracias ;)





martes, 27 de mayo de 2014

cap 16: Conclusiones

Amber:

Una vez cerrada la puerta de entrada, me apoyé contra ella y me desplomé hacia la alfombra mientras suspiraba con pesadez.   Por una parte, estaba sumamente feliz por Jess y me alegré de que por fin se confesara oficialmente sobre su "noviazgo".   Pero por el otro, me daba envidia de lo sencilla y alegre que avanzaba su relación con David; yo tuve muchos dramas con Josh en un principio, y desde que Nathaly apareció, nuestra relación estaba tensa, casi pendiendo de un hilo.   Y eso ha sido casi hace dos semanas.
Me llevé las manos a la cabeza y jalé un poco mi cabello, frustrada, dije en voz alta: Porque todo era tan difícil entre Josh y yo?
Decidí que no me iba a atormentar más e iba a averiguar lo que "mi novio", si es que todavía podía llamarlo así, estaba ocultándome.  Así que me levanté y subí las escaleras hasta mi habitación.  Abrí la puerta y me senté frente al escritorio, donde estaba mi computadora encendida, como siempre.  Estar en mi habitación, era como acobijarse en un refugio, donde ninguna preocupación, problemas o malas experiencias que sucedían en el exterior me podían afectar.  Aquí podía meditar tranquilamente, mientras escuchaba mi música favorita y abrazaba a mis peluches de felpa, que olían a infancia y buenos recuerdos.... Además de mi ínfima colección de libros que no dejaban de darme consuelo en un mal día.  Y esta vez, tenía mucho que meditar; que sucedía con Josh.
Así que me puse manos a la obra; puse música de mi laptop, me lancé sobre mi cama y miré el techo mientras abrazaba un conejo de felpa.  Y simplemente, dejé mi mente en blanco.  Esperando que se me viniera alguna idea de descubrir el secreto de Josh.    
Pero una idea no fue lo primero que se me vino a la mente.  Recordé aquella noche, cuando tuve ese ataque de anemia y me había desmayado.  Antes y después de todo eso, Josh y Connor habían estado actuando muy extraño, sobretodo Josh.  Y la verdad es que Connor, a quien recién había conocido, era el exacto ejemplo de un caballero y un buen amigo fiel.   En el hospital, Connor se había mostrado de lo más atento, y pude notar que a Josh no le agradó eso.    Eso es!-pensé- Josh debe estar celoso de su propio hermano.  Esa gélida mirada que le lanzó en el hospital debe ser producto de los celos!. Tenía mucho sentido, pero debía tener más opciones para así ir descartando hasta que quedara la que encajara mejor.    Cambié de posición para poder pensar mejor.   Algunas vagas ideas pasaban por mi cabeza, pero se me olvidaban una vez que trataba de formularme si encajaba con la situación o no.  Hasta que una se quedó anclada en mi mente, haciendo que le pensamiento sofocara todo los demás pensamientos.
  Pero ahora que lo pienso, ese beso en el hospital... se sintió como hielo, sin vida.-Mis ojos se abrieron alarmados.- Y si Josh ya no me amaba?  Tan rápido se había esfumado su amor por mí?
Abracé aún más fuerte a mi peluche, mientras me mordía el labio inferior con nerviosismo.   No me debería sorprender que Josh ya no sienta nada por mí.-Traté de consolarme.-  Es lo que él ha hecho todos estos últimos años.  Cambiar siempre de chica, hacia una mejor, y ser un desastre de persona.  
Yo realmente creí que podría haber cambiado eso... que lo estaba haciendo bien!.    Veía algunos cambios en él, y no solo yo.  Su hermano también me lo había dicho, incluso Jess decía que tenía algo que antes no.    Su comportamiento conmigo era cada vez más dulce y agradable, sus reacciones ante cosas que no eran de su gusto eran menos agresivas (por ejemplo:antes, si otro chico se me quedaba mirando, Josh iba hacia él y con rudeza le preguntaba tienes algún problema?!. Pero después, simplemente miraba al chico con fiereza y me abrazaba para que viera que ya tenía novio.)  
Todas las esperanzas que me había dejado tener, eran como una patada en el estómago.  Sabía que no debería haber salido de la seguridad de la friendzone, porque así no estaría envuelta en todo este lío y tampoco estaría sintiéndome tan mal como ahora.  Unas lagrimas furtivas rodaron por mis mejillas, hasta que cayeron sobre el peluche, dejando dos marcas oscuras donde las lagrimas caían.     
Repentinamente comenzó a sonar mi celular que estaba en mi bolsillo trasero, lo que me hizo saltar de susto.   Me limpié las lagrimas con rapidez y saqué mi teléfono para ver quien llamaba.  En la pantalla apareció el nombre del que había estado pensando hace unos momentos.   Hace mucho que no me llamaba, ya casi no había comunicación entre nosotros y era un tanto incómodo cuando tratábamos de sacar algún tema para llenar los vacíos. Tuve la tentación de colgar, pero la curiosidad me jugó en contra una vez más, y contesté cuando hube aclarado mi garganta apretada.
-Hola.-Dije sin mostrar emoción alguna.
-Hola Ambs.-Contestó casi de la misma manera.- Tienes planes para esta noche?.
Así que está yendo directo al grano-pensé.-  Sin cortesías de "como estás" o sus frases románticas con las que comenzaba las llamadas.  Está claro que ya no siente nada por mí.   Un sollozo casi me delata, pero rápidamente lo oculté con un suspiro pesado.
-No lo sé...-Estaba completamente sola en mi casa y Josh siempre me había dicho que me fuera a la suya en caso de que no me sintiera segura. Pero ahora no estaba segura de querer estar con él si ya no me amaba, aunque sabía que algún día tendría que enfrentarlo y hablar seriamente para acabar con lo nuestro.
-...Tienes algún otro compromiso?-Preguntó con cautela.
-No, pero....- La verdad es que no me atrevo a verte para luego no vernos nunca más.- Que es lo que quieres hacer?.
-Es una sorpresa.-Esta vez lo dijo un tono de voz seductor.
No estaba entendiendo muy bien lo que estaba pasando por la cabeza de Josh; si trataba de alejarme no debería coquetearme.  Su respuesta me confundió, e incluso, como tantas veces hizo en el pasado, me derretí al escuchar esa voz tan seductora.  Parecía como si hubieran pasado siglos sin que me hablara con un tipo de ternura o emoción que delatara que yo le gustara. Era como si mi corazón se hinchara de alegría contra mis costillas.  Un minuto, pensé.  Josh iba a terminar conmigo, no debería reaccionar así.  Al final sufriré más.      Con un nudo en la garganta, silenciosas lagrimas volvieron a caer mientras me daba cuenta de que esta podría ser la ultima vez que Josh me llamara, y la ultima "cita" que tendríamos.    
Tengo que ser fuerte-Me dije.- No dejaré que sienta lastima por mi.
En un acto reflejo al intentar tragar mis lagrimas, sorbí fuertemente por la nariz y me di cuenta que Josh seguía al teléfono.
-Estás llorando, Ambs?-su voz se tensó. Casi pensé que podría estar preocupado.
-No.-Mentí con rapidez.- Es solo... que estoy un poco resfriada. Nada de que preocuparse realmente.-Me mordí el labio con fuerza para aclarar mi mente y alejar mi tristeza.
-Está bien. En ese caso será mejor que vayas abrigada.-Soltó un suspiro, como si ya estuviera aburrido de hablar conmigo.-Te pasaré a buscar en 20 minutos....
-No!...-Le corté con firmeza... quizás con demasiada. Traté de corregirme.- Prefiero ir yo, en mi auto.
Mi auto, era más bien de Jess y mío. Nuestros padres nos lo regalaron en nuestra graduación, pero no lo ocupábamos muchas veces.  Era un mini cooper de color blanco con techo negro descapotable.  A nosotras realmente nos encantaba. Tanto, que nos daba pena salir en él y que le pasara algo.  Parecíamos maníacas con él.
-Pero si no sabes donde te quiero llevar...
Maldición!. Preferiría ir por mi cuenta, para que cuando rompa conmigo, pueda irme dignamente en mi auto.
-Pero dime un lugar donde esté cerca de tu sorpresa.-Mi mano estaba sudorosa y me costaba sostener el celular.
Escuché con el soltaba el aire pesadamente a través del otro lado de la linea.
-No creo que valga la pena pelear contigo...-Dijo casi riéndose.- Nos encontraremos en el estacionamiento del centro comercial dentro de 30 minutos.  Trato hecho?
Era todo lo que yo pedía... me dije aliviada.
-Sí. Nos vemos...
Pero ya había cortado.
Esto me daba muy mala espina.  Aunque estaba muy ansiosa por saber de que se trataba la sorpresa, si es que había una.   Pero como decía el dicho: "La curiosidad mató al gato".   
Una vez que me convencí a mi misma de que debía ser fuerte y arreglarme para demostrar a Josh que cualquier cosa que me dijera no me iba a afectar, me encaminé hacia mi closet y me propuse a que no sería yo la que sufriera al verlo partir.  Me iba a vestir de una forma tan malditamente sexy, que haría que Josh lamentara el día en el que rompió conmigo.  Quería dañarlo.



Connor

Me encontraba recostado sobre el sillón de nuestra cabaña.  Estaba enfrascado dentro de un libro que, según Josh, era para chicas.  Pero que más daba si lo disfrutaba igualmente, quería uno de los libros más populares de la librería y me habían aconsejado éste mismo. Se llamaba "El ángel mecánico."  Era el primero de la trilogía llamada Cazadores de Sombras: Los orígenes.  Y realmente era bueno, saltándose lo del conflicto romántico, se podía encontrar una buena trama y los personajes eran grandiosos.   Como se estaba oscureciendo, la noche traía el frío con ella, como si fueran de la mano a todos lados.   Por esa razón, encendí la chimenea.    
No había nada mejor en el mundo; relajarse frente al fuego, recostado en un cómodo sillón, con un buen libro en la mano y una taza de café con crema a un lado.
Pero entre toda esa tranquilidad, podía escuchar a Josh en la otra habitación caminando de un lado para otro, obviamente nervioso.  Seguía enojado con él; trataba de no hablarle, si lo miraba, lo hacia con indiferencia y trataba de pasar el menos tiempo posible en la misma habitación que él.   Sabía que mi actitud no era la correcta, y que parecía un niño enfurruñado por tonterías, pero la verdad era mucha más profunda que eso.  Estaba cansado de ser el hijo responsable, del cual mis padres habrían estado orgullosos, y el que tiene que actuar de manera adulta sólo para compensar la inmadurez de mi hermano.  Y eso que Josh era mayor que yo, y él debería tener la responsabilidad de aconsejarme en tomar las decisiones correctas ahora que no teníamos padres, no alrevés.    Traté de ignorarlo y seguir mi lectura, pero yo estaba seguro que caminaba dando pisotones sólo para llamar mi atención.   
Con un gruñido, dejé el libro a un lado, me tomé lo que quedaba de mi café y me levanté.   Los pasos venían de la cocina, así que podría aprovechar de hacerme otro café.  Pero antes de pasar por la puerta, algo me aconsejó que esperara.  No sé que fue lo que me dio esa idea, pero lo hice de todos modos.  Me quedé a la escucha de lo que hacia Josh en el interior, y justo cuando creí que me estaba volviendo loco, escuché el nombre de Amber.  Pero Josh lo dijo como si alguien hubiera muerto.  Puse una mueca y seguí escuchando.   Hubo un largo silencio incomodo, donde Josh siguió dando vueltas por la cocina.  Hasta que mi hermano se detuvo, y pude escuchar el tono de su voz, casi como una emoción o sentimiento, pero muy tenue.  Porque estaba tan reservado con Amber?  Se supone que cuando hablas con esa persona especial no puedes ocultar totalmente lo que sientes hacia ella.  Pero Josh parecía como si los sentimientos que sentía por Amber los hubieran arrancado de raíz. No quería que terminaran.    Era la primera, vez en mucho tiempo, que Josh encontraba a una chica tan buena como Amber, y no me agradaba la idea de que la dejara ir.   Sentía que con ella tenía una conexión inexplicable, que nos hacía confiar en el otro.   Desde el hospital la había visto muy poco; solo cuando Josh la invitaba. Y eso era ya muy poco frecuente, lo que me parecía anormal en un relación.         Cuando Martina, mi novia de la escuela, y yo estábamos juntos, sentía la necesidad de estar con ella en cada minuto del día; de besarle y abrazarla cuantas veces me dejara. Porque, aunque parezca extraño, ella evitaba el contacto físico al máximo.  Pero eso solo había cautivado en mí más interés por ella, y simplemente la veía como un gato asustado que mostraba sus garras apenas la miraras, esperando a que alguien le enseñara lo inofensivas que era las caricias, como roces de pétalos.  O lo confortable que era sostener la mano del otro, asegurándote así de que si caías, alguien te sostendría antes de llegar al suelo.  O lo agradable y cálido que era un abrazo, asiéndote sentir seguro con la persona que te aprecia.   Y los besos...   Me había propuesto a mi mismo conquistarla, y mostrarle que el amor puede ser tangible. 
Con el tiempo, sus ojos siempre a la defensiva, fueron volviéndose dulces y tiernos. A la vez que cuando la abrazaba, ella me devolvía el abrazo sin pensárselo dos veces.     Nunca le había preguntado el porqué de su resistencia hacia las muestras de afecto.  Hasta que ella me lo contó;  de pequeña, un tío suyo le hizo algo horrible...  todavía no entiendo lo enfermo y cruel que es el mundo de hoy.  Obviamente me volví loco, quería matar a ese bastardo.  Pero Martina me tranquilizó diciéndome que no había nadie en que descargarse, pues su tío había muerto de cáncer.  Aún así me invadió la impotencia de no haberlo sabido, de no haber estado ahí para protegerla.    Ella me explicó que me había contado eso para que supiera cuan agradecida estaba conmigo, por haberla ayudado a superar su temor de que se le acercara un hombre.  Por arreglar y sustituir las piezas que estaban en su interior.  Nunca me había sentido tan bien por hacer algo bueno por una persona, con el pecho hinchado de orgullo y sentirse todo un super héroe, era lo mejor del mundo.   Pero creo que desde ese día, la dejé de querer un poco.   Yo creo que fue porque mi sub-consciente ya había cumplido su misión: conquistarla y mostrarle que el amor no era para temer.     Y así pasaron los días, hasta que ya no sentía nada por ella más que amistad.   Sin querer dañarla, se lo dije.
Se puso triste al principio, pero me sorprendió cuando finalmente me dijo que ella sentía lo mismo que yo.   Así que nos separamos en paz, y hasta el día de hoy seguimos siendo amigos.
El sonido de unos pasos acercándose cortó abruptamente el hilo de mis pensamientos.  Cuando traté de salir de mi escondite, fue demasiado tarde.   Josh me quedó mirando con cara de desconcierto, mientras yo le sonreía avergonzado.  
-Me estabas espiando?-Me preguntó alzando una ceja.
Tomando una expresión más seria, me enfrenté hacia el. 
-Sí.-no tenía mucho sentido mentir.- Y no pude evitar darme cuenta de que hay algo que esta mal...
-Mal?.- Sus ojos se empequeñecieron, y puedo jurar que apareció una sombra en ellos.- A que te refieres?
-Algo está mal en ti.  Ya no invitas a Amber, no te pasas horas hablando con ella por teléfono, te desapareces en las noches....-Su rostro reflejó una pizca de asombro.- Sí!, no creas que no lo he notado.  Pero eso lo discutimos después.  Te espié porque mientras hablabas con Amber, parecías como si acabaras de llegar de un funeral.   Te juro que escucharte fue deprimente hasta para mí.
-En ese caso, no deberías haber escuchado.-Dijo tratando de salirse por la tangente. Pero yo no le dejaría escaparse tan fácil, así que agarré su brazo y lo miré con ojos duros.-Ahora que!?- exclamó mientras trataba de zafarse de mi agarre, pero lo mantuve firme.
-Qué planeas decirle a Amber?
Por un momento se quedo en blanco, dejó de tirar su brazo y yo lentamente lo solté.
-D-de qué hablas?....-Tartamudeó.
Puse mis ojos en blanco. Cuando Josh iba a aprender que no todo el mundo es ciego ante sus acciones?
-Me refiero a la poca comunicación que estás teniendo con ella. Y de la manera en la que le hablaste hace un rato.
 Él simplemente desvió la mirada, como si estuviera escuchando acusaciones en su contra y no pudiera negarlas, porque eran ciertas. Luego de estudiarlo unos instantes, saqué a relucir mi propia conclusión.
-Vas a romper con ella, no es así?.-Dije con un dolor profundo en mi pecho.
Josh me miró con sus ojos verdes, ocultos tras unas sombras negras alrededor, y por primera vez me sostuvo la mirada. Aunque fuera una agotada, casi derrotada.
-No exactamente.-Se rió con desgana.- Más bien estoy esperando que ella rompa conmigo.
Por primera vez después de lo que parecía un largo tiempo, mi enojo hacia el desapareció por unos instantes, por lo cual sentí como si sacaran una nube de mi mente, y lo miré con asombro y curiosidad.
-Y cómo esperas hacer eso?...-Luego de unos mili segundos, se me vino a la mente.-... Vas a contarle lo de Nathaly?
Para mi sorpresa, Josh se puso rojo. Pero no sabría decir si de furia o vergüenza.
-...Esa sería una larga historia que contar.- Lo dijo tan bajo, que apenas fui consciente que estaba hablando más para él mismo.  
Estaba a punto de decirle que no era una "larga historia", pero luego caí en cuenta de lo poco que escuché, no me agradó nada.
La nube que había desaparecido, volvió como un tornado.  Con los pocos trazos que parecían no tener relación, los uní inconscientemente en mi mente.  La rigidez en la relación entre Amber y mi hermano, las salidas a escondidas, y su nerviosismo, además de las ojeras que delataban que no podía dormir.  Todo desde que apareció Nathaly.  
-Dime que es mentira...-dije con repulsión y desilusión.
Josh no había apartado la mirada en todo este rato. Al fin se atreve a sostener la mirada como un hombre, pensé.  Me estudió, hasta que dijo por fin:
-Creo que ya lo deduciste por tu cuenta.-Dijo sin emoción, como cuando hablaba con Amber por teléfono.- He estado visitando a Nathaly, pero no....
Antes de que pudiera terminar, comenzó el caos.



David

 La dulce fragancia que inundaba en el interior del auto, sin duda era a causa de Jess.  Desde que subió al auto, el olor de miel me embriagó, haciendo casi imposible concentrarme en la carretera.  Y puedo decir que el bello vestido verde que dejaba a relucir sus piernas tampoco me ayudaba en nada.  Iba a ser realmente difícil mantener el autocontrol y mantenerme regido a las reglas del juego en el que yo mismo me había metido.   Pero tenía el presentimiento de que esta experiencia iba a ser entretenida e interesante.  
-Porqué sonríes?-me preguntó Jessica con una sonrisa que aparecía en raras ocasiones.  Iba a tener que descubrir el origen de esa sonrisa tan cautivadora, para que así pueda sacarla a relucir cuantas veces yo quiera.
No me había dado cuenta que estaba sonriendo, pero así era.
-Estaba pensando en lo bien que lo pasaremos esta noche.-le respondí regalandole un guiño y una sonrisa más grande.
Ella se puso roja casi al instante.  No puede evitar darme cuenta que el rubor hacía que sus ojos azules brillaran como estrellas.  Era tan bella...  
-Y donde piensas llevarme?
-Veamos si puedes adivinarlo.-dije al mismo tiempo en el que alzaba las cejas en señal de desafío.
Ella puso una mueca, claramente tratando de ocultar una sonrisa, y me miró con coquetería.
-Al menos dame una pista!.- se quejó.
Yo me reí.
-Está bien.-Accedí.- Pero sólo una.-enfaticé el "una" alzando el dedo indice, a la vez que miraba por donde manejaba.  Ya estabamos cerca...
-Es uno de mis lugares favoritos.
Ella estrechó sus ojos, se puso un dedo sobre los labios y se concentró.
-Un pub?.-dudó.
Sin mirarla, negué con la cabeza.  Ella siguió lanzando ideas al aire.
-Una disco?
-Algo así...
Pude sentir como se tensaba a mi lado.  La miré con curiosidad mientras me detenía en un semáforo que estaba en rojo.   Su cuello estaba tenso, sus labios entreabiertos e inmoviles y sus ojos abiertos reflejaban un miedo superficial.
-Sucede algo, querida?.-dije preocupado.
El semáforo dio verde, puse primera marcha y partí con suavidad.  Sólo dos cuadras más...
Jess sacudió su cabeza, haciendo que sus cabellos rojizos bailaran a su alrededor, y guardó silencio hasta que estacioné el auto.  Luego me bajé, y fui hasta su puerta para abrirla, pero ella no se movió.  
-Que ocurre?.-me agaché para estar a su altura.   
Jessica me miró casi con violencia.  Esperaba que me gritara, aunque la verdad no se ni porqué, pero simplemente se bajó del auto y se puso frente a las puertas de DanceFood.    Caminé hacia ella una vez que hube cerrado mi coche, tomé su mano y para mí sorpresa la apretó con ganas.  Eso descartaba la posibilidad de que estuviera enfadada conmigo, lo que era un alivio.   
El lugar era bastante moderno y exclusivo, con guardias en las puertas y todo.   La música era un troneo constante, pero no lo suficientemente fuerte para ser desagradable.    Habían varias mesas alrededor de una pista de baile que se encontraba en el centro del lugar.   Un mozo nos llevó a la mesa que yo había reservado a último minuto, ésta se encontraba contra la pared, junto con dos sillones como los de Rubby Thursday.    Nos sentamos, uno frente al otro, y rápidamente le pedí al mesero que trajera unas bebidas.   Tan pronto como se fue, le pregunté a Jess por última vez:
-Que te ocurre?
Ella suspiró y bajó la mirada.
-No me vas a hacer bailar o si?.- Preguntó con ojos suplicantes y voz áspera.
Su pregunta me descolocó un poco, ya que me imaginaba que estaba enojada por algo más importante.
-Porqué la pregunta?.-le cuestioné.
Podía ver que estaba nerviosa, movía sus dedo y mordía su labio suavemente.
-Es-esque yo...-se detuvo un momento para tomar aire.- No se bailar.


    




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